30 Σεπτεμβρίου 2012

Η ΓΥΝΑΙΚΕΙΑ ΟΜΟΦΥΛΟΦΙΛΙΑ ΣΤΗΝ ΑΡΧΑΙΑ ΕΛΛΑΔΑ 3

Eros vuela entre dos mujeres 

  La cultura griega de los siglos VII-VI a.c. (de la que nos estamos ocupando), nos sólo aceptaba como normal la existencia de relaciones amorosas entre mujeres en la vida de los thiasoi, sino que la formalizaba, a través de la celebración de una ceremonia de tipo iniciático, que unía a dos muchachas con un lazo exclusivo de pareja de tipo “matrimonial”. Y para aclarar el sentido de los matrimonios iniciáticos dentro de los thaisoi (además de suministrar pruebas de su existencia) interviene en el siglo VII el célebre partenio de Alcmán, llamado “del Louvre”, compuesto por encargo para celebrar el reconocimiento en Esparta, por parte del thiasos, del amor exclusivo entre dos muchachas: Agido y Hagesícora. Una unión por así decir oficial y que, como tal, era solemnizada por la recitación de un canto coral que (puesto que no todas dla directoras de thiasoi estaban en condiciones, como Safo, de hacerlo personalmente) fue escrito por encargo por Alcmán. Pero, ¿qué decía exactamente este canto? Agido y Hagesícora (que resulta ser la corega) aparecen, inequívocamente, en el papel de una pareja cuya unión, ya exclusiva, deja sin esperanzas a las muchachas del coro, conscientes del hecho de que nada, ningún regalo ni ninguna tentación podrá separar a Agido de Hagesícora, y convencerla para que ame a otra:
No basta la abundanciade púrpura 
a vencerlas, ni el elegante brazalete de oro 
en forma de serpiente, ni el tocado 
lidio, adorno 
de las muchachas de dulces párpados, 
ni las trenzas de Nanno, 
ni aun Areta, a una diosa semejante, 
ni Thylakís ni Kleesithera bastan.
Así cantan. Y luego, dirigiéndose directamente a Agido:
Y no irás a decirle a Ainesimbrota, en casa: 
“Si yo a Astaphís tuviera, 
Y si por mí miraran 
Philylla y Damareta y la amada Vianthemis!” 
Antes, Hagesicora es quien me rinde.
Agido entonces, ya no confiará sus amores a Ainesimbrota (evidentemente la directora de thiasos), ya no pedirá su intervención para obtener el amor de una de las compañeras: ella ama solamente a Hagesícora, para siempre. Los versos de Alcmán, señalados ya por A. Griffiths como un canto nupcial, celebran, en efecto, un matrimonio: pero no, como pensaba Griffiths, un matrimonio heterosexual. Son –como hemos dicho- la consagración en el interior del thiasos de una ceremonia iniciática del tipo de las que, como testimonia Himerio, eran celebradas también en el thiasos de Safo y a las cuales siempre refiriéndose al thiasos de Safo, alude también Aristéneto 

Eva Cantarella: Según natura. La bisexualidad en el mundo antiguo (Akal, 1988)

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