31 Ιουλίου 2008

ΤΟ ΚΑΛΟΚΑΙΡΙ ΕΚΕΙΝΟ

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Steven Walker

AQUEL VERANO DE MI JUVENTUD
.
Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano
en las costas de Grecia?
¿Qué resta en mí del único verano de mi vida?
Si pudiera elegir de todo lo vivido
algún lugar, y el tiempo que lo ata,
su milagrosa compañía me arrastra allí,
en donde ser feliz era la natural razón de estar con vida.
.
Perdura la experiencia, como un cuarto cerrado de la infancia;
no queda ya el recuerdo de días sucesivos
en esta sucesión mediocre de los años.
Hoy vivo esta carencia,
y apuro del engaño algún rescate
que me permita aún mirar el mundo
con amor necesario;
y así saberme digno del sueño de la vida.
.
De cuanto fue ventura, de aquel sitio de dicha,
saqueo avaramente
siempre una misma imagen:
sus cabellos movidos por el aire,
y la mirada fija dentro del mar.
Tan sólo ese momento indiferente.
Sellada en él, la vida.

Francisco Brines / España

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Steven Walker

3 σχόλια:

Tres_Leches είπε...

Francisco Brines (Oliva, Valencia, 1932) es un poeta español.

Biografía
Estudió Derecho en Deusto, Valencia y Salamanca, y cursó estudios de Filosofía y Letras en Madrid. Está considerado uno de los poetas actuales de más hondo acento elegíaco.

Pertenece a la segunda generación de la posguerra, y junto a Claudio Rodríguez y José Ángel Valente, entre otros, perteneció al grupo conocido como Generación del 50.

Fue lector de Literatura Española en la Universidad de Cambridge y profesor de español Universidad de Oxford. En 1988 revisó y adaptó el texto de "El alcalde de Zalamea", versión que fue estrenada en noviembre del mismo año por la Compañía de Teatro Clásico, y dirigida por José Luís Alonso. En el año 2001 fue nombrado miembro de la Real Academia Española, para ocupar el sillón X, vacante tras el fallecimiento del dramaturgo Antonio Buero Vallejo. Tomó posesión el 21 de mayo de 2006.

Obra poética más importante
Las brasas, M., Col. Adonais, 1960 (Premio Adonais 1959).
El santo inocente, M., Poesía para todos, 1965.
Palabras a la oscuridad, M., Ínsula, 1966 (Premio de la Crítica).
Aún no, B., Llibres de Sinera, 1971.
Ensayo de una despedida. Poesía 1960-1971., B., Plaza y Janés, 1974.
Insistencias en Luzbel, M., Visor, 1977.
Poesía. 1960-1981, M., Visor, 1984.
Poemas excluidos, Sevilla, Renacimiento, 1985.
El otoño de las rosas, Sevilla, Renacimiento, 1986 (Premio Nacional de Literatura).
La rosa de las noches, Avilés, Cuadernos de cristal, 1986.
Poemas a D. K., Sevilla, El mágico íntimo, 1986.
La última costa, B., Tusquets, 1995.
Breve antología personal, 1997.
Selección de poemas, 1997.
Poesía completa (1960-1997), B., Tusquets, 1997.
Antología poética, 1998.
Amada vida mía, 2004.

Otras obras
1995 Escritos sobre poesía española.
2002 Luis Cernuda, Ocnos. Edición literaria de Francisco Brines.

Algunos galardones recibidos
2007 IV Premio de Poesía Federico García Lorca
2004 Premio a la Creatividad 'Ricardo Marín'
1999 Premio Nacional de las Letras Españolas.
1998 Premio Fastenrath.
1987 Premio Nacional de Literatura.
1967 Premio de las Letras Valencianas.
1967 Premio Nacional de la Crítica
1960 Premio Adonais

(WIKIPEDIA.ORG)

Tres_Leches είπε...

Brines estrena el sillón X de la Real Academia El poeta valenciano Francisco Brines, miembro destacado de la Generación del 50, ingresó el domingo en la Real Academia Española con un discurso dedicado a Luis Cernuda.
A éste ha contestado el académico Francisco Nieva.
Brines (Oliva, Valencia, 1932) fue elegido hace cinco años académico de la Lengua para ocupar la vacante del dramaturgo Buero Vallejo, pero diferentes problemas de salud le han impedido leer antes su discurso de ingreso e incorporarse oficialmente a las tareas académicas.
Su discurso se titula "Unidad y cercanía personal en la poesía de Luis Cernuda", uno de los poetas que, junto con Juan Ramón Jiménez, más ha influido en la obra del nuevo académico.
La candidatura de Brines fue respaldada en su día por los académicos Francisco Nieva, que se ha encargado de darle la bienvenida, y por Angel González y Antonio Colino.
"El poeta metafísico por excelencia"
El académico Francisco Nieva afirmó este domingo que Francisco Brines es, dentro de la Generación del 50, a la que pertenece, "el poeta metafísico por excelencia", y dijo que su obra constituye "todo un catálogo de soledades, de plenitudes buscadas y perdidas, de vientos y cenizas".
La poesía de Brines "es toda una orquesta sinfónica de la emoción", aseguró Nieva en su contestación al discurso de ingreso en la Real Academia Española que pronunció Brines.
Nieva, uno de los tres académicos que respaldó la candidatura del poeta valenciano, junto con Antonio Colino y Angel González, señaló que en la poesía de Brines "hay un realismo de situación, una propensión narrativa y un compromiso moral".
En su obra, añadió, "el poema íntimo, incluso el puramente amoroso y hasta erótico, hace su solemne irrupción, después de la atroz sequía antecedente. Ya no es indispensable ser 'entendido por todos', como se aspiraba en la poesía social, coetánea del poeta".
También se refirió a la atracción que ha sentido siempre Brines por los temas llamados "eternos": "amor, tiempo, vejez, muerte..."

Miembro de la generación del 50

Brines es miembro de la generación del 50, de la que también forman parte Jaime Gil de Biedma, José Angel Valente, Angel González, Carlos Barral, Claudio Rodríguez, José Agustín Goytisolo y Caballero Bonald.
Aunque escribía poesía desde los catorce años, fue en 1959 cuando publicó su primer libro, "Las brasas", que mereció el Premio Adonais.
Luego ha ganado otros galardones como el de la Crítica (1966), el de las Letras Valencianas (1967), el Nacional de Poesía (1987), el Premio Fastenrath de la Real Academia Española (1998), y el Nacional de las Letras, que le otorgó en 1999 el Ministerio de Educación y Cultura en reconocimiento al conjunto de su obra.
Es autor de "El santo inocente", "Palabras en la oscuridad", "Aún no", "Insistencia en Luzbel" y "La última costa", entre otras obras.

(20minutos.es)

Tres_Leches είπε...

El esplendor oscuro
Luis Antonio de Villena(elmundo.es, 1999)

Brines ha sido siempre un creador cuidadoso y sin prisa. Publicó su primer libro, Las brasas, en 1960, con 28 años, y desde entonces su poesía -profundizando, despojándose, a veces- se ha mantenido esencialmente fiel a unas coordenadas, que desde su segundo libro, Palabras a la oscuridad (1966), se volvieron voz. La poesía brinesca que él mismo califica de elegíaca (considera a Quevedo y a Borges sus maestros mayores) celebra el estar vivo, a pesar de la sombra, es decir, a pesar de que toda vida es pérdida y nos vamos todos, perdiéndonos y desvaneciéndonos con ella. Elegante, clasicista, elegíaca, la poesía de Brines es, a la par, en partes de casi todos sus libros -pienso en el tan premiado El otoño de las rosas, 1986-, una escritura armoniosa y sensual, que se acerca al viejo paganismo griego, celebrando la magnificencia del cuerpo juvenil y del verano, con alusiones a una pasión heterodoxa y a un íntimo sentido del vivir muy libre. Pero en ese fulgor de sus veranos mediterráneos o marroquíes, de súbito, cae la sombra. El tiempo lo enreda y melancoliza todo, mostrándonos su moral última hecha de ausencia y ceniza.

En un bello dístico propio ha resumido Francisco Brines la suave complejidad de su poética: Yo olí un jazmín una tarde/ y no existió la tarde. No en balde recogió, ya en 1974, su poesía toda con el mantenido título -no siempre bien visible en las últimas ediciones- de Ensayo de una despedida. La hermosa vida sólo sabe enseñarnos a ir diciendo adiós, aunque el recuerdo del jazmín perviva.

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